XII TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

“El que quiera salvar su vida la perderá; y el que pierde su vida por mi causa la salvará”

Primera Lectura: Za 12,10-11;13,1
Salmo: Sal 62
Segunda Lectura: Gal 3,26-29
Evangelio: Lc 9,18-24
Reflexión: Seminario Monterrey (Video)

¿Y ustedes quién dicen que soy yo?

Después de haber tenido alguna aproximación con Jesús o incluso encuentro personal con Él; Jesús quiere continuar caminando con nosotros; pero antes, para realizar con Jesús el camino hacia Jerusalén, nos hace la pregunta clave a cada uno de nosotros, para que tengamos una identificación real y verdadera sobre la Identidad de Jesús.
Tú eres el Mesías el Hijo de Dios
Simón Pedro da una respuesta acertada, respuesta con la cual, todos sus apóstoles están de acuerdo; después de haber visto a Jesús sanando a los enfermos, resucitando a los muertos, haciendo caminar a los paralíticos, devolviendo la vista a los ciegos, expulsando a los demonios, anunciando la Buena Noticia, incluyendo a los pobres y marginados; el de concebir a Jesús como venido del Seno de Dios no les era tan difícil creer en esa realidad. Sin embargo, la gente, a pesar de haber visto los signos y escuchado sus palabras, no logran acertar la respuesta correcta, solamente unas aproximaciones, resaltando alguna características de Jesús en relación a personajes que le antecedieron como Elías, Juan el Bautista y algún otro profeta.
Jesús nos salva en la cruz
Todos sus apóstoles al tener la certeza de que evidentemente estaban en lo correcto, y que el Mesías esperado estaba con ellos, estaban felices de tenerlo cerca. Sin embargo, Jesús les advierte que esta verdad aún no debe ser proclamada, porque primeramente deben subir a Jerusalén, donde será rechazado, crucificado y que resucitará al tercer día. Ahora los apóstoles entran en duda, y realmente la cruz les escandaliza; pero Jesús no vacila y nos muestra el único camino por el cual somos salvados, el camino de la cruz.
Llamados a cargar nuestra cruz
Tras el anuncio de su pasión, muerte y Resurrección, nos pone sobre la mesa las condiciones para todos los que queramos seguirlo voluntariamente: Negarnos a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz y seguirlo.

Si realmente creemos que Jesús es nuestro salvador, nos toca asumir que esta salvación nos viene a través de la cruz y que cada uno de nosotros debemos cargar nuestra cruz. Si realizamos todo este proceso, podremos salvar nuestra vida; así esta afirmación: el que quiera salvar su vida la perderá y el que pierda su vida por mi causa la salvará, podrá aplicarse a nosotros. 

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