“Tus pecados te son perdonados”
Primera Lectura: 2Sam 12,7-10.13
Salmo responsorial: Sal 31,1-2.5.7.11
Segunda Lectura: Gal 2,16.19-21
Evangelio: Lc
7,36-8,3
Las
lecturas de hoy, nos hablan de la misericordia de Dios como un regalo gratuito.
Perdón de Dios que nos regenera a todos los que acudamos a Él, con un corazón
arrepentido y con la fe puesta en Jesucristo que ha dado su vida por nosotros
para devolvernos la libertad de los hijos de Dios.
Jesús acepta la invitación de
todos
Jesús
se hace presente ante toda persona que lo invita; sin importar la condición,
raza o clase social. En el Evangelio es un fariseo el que lo invita a sentarse
en su mesa; Jesús acepta a sentarse a la mesa también con este Fariseo que obviamente
no era pobre, sino alguien que tenía posiblemente más de lo necesario; pero
Jesús acepta esta invitación.
Reconocer nuestros pecados y
acudir a Jesús
Esta
mujer cree haber perdido el sentido a la vida y que como consecuencia se siente
marginada por sí misma y por las miradas de los que creían cumplir la ley de
Moisés. Sin embargo ante una situación de pérdida de sentido de la vida a causa
del pecado; aún le queda una última y única esperanza: Jesús. Con esta fe en el
Hijo de Dios, acude a él no para justificarse y explicar las razones por la que
había caído en el pecado; sino para expresar su arrepentimiento sincero.
La Misericordia de Dios
Ante
un corazón arrepentido, Jesús derrocha sobre esta mujer la Gracia, con el cual
le perdona de todos sus pecados, los muchos pecados que reconoce tener esta
mujer. Así le devuelve el sentido a su vida y le restablece la dignidad de hija
de Dios: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”. Para esta mujer se abre un nuevo
horizonte en su vida. Está llena de la Misericordia de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario